En la granja de Bernal, los animales no hacen los sonidos que les corresponden. Todo empezó porque el pollo comenzó a ladrar, y eso confundió tanto al resto de los animales de la granja, que estos a su vez hacían sonidos impropios de cada uno de ellos. Los niños lectores tendrán que ayudarles a encontrar la verdadera voz de cada uno de los animales a través de las páginas de este divertido cuento. ¿Encontrarán los animales su verdadera voz?